El autismo
El autismo se
define como un conjunto de trastornos complejos del desarrollo neurológico,
caracterizado por dificultades en las relaciones sociales, alteraciones de la
capacidad de comunicación, y patrones de conducta estereotipados, restringidos
y repetitivos.
El autismo es el
más conocido de los trastornos generalizados del desarrollo (TGD), que por este
motivo también se denominan trastornos del espectro autista (TEA), y son
considerados trastornos neuropsiquiátricos que presentan una gran variedad de
manifestaciones clínicas y causas orgánicas, y afectan de forma diversa y con
distinto grado de intensidad a cada individuo; esto significa que dos personas
con el mismo diagnóstico pueden comportarse de diferente manera y tener aptitudes
distintas.
Se considera que
la incidencia de autismo a nivel mundial es de tres a seis niños de cada 1.000,
existiendo cuatro veces más probabilidades de aparición en los varones que en
las mujeres, sin distinción entre razas, nivel socioeconómico o área
geográfica.
Causas del autismo
Con frecuencia
las causas del autismo son desconocidas; aunque en muchos casos se sospecha que
se debe a cambios o mutaciones en los genes, no todos los genes involucrados en
el desarrollo de esta enfermedad han sido identificados. Las investigaciones
científicas han relacionado la aparición del autismo en el niño con las
siguientes causas:
Agentes genéticos
como causa del autismo: se ha demostrado que en el trastorno autista existe una
cierta carga genética. En estudios clínicos desarrollados con mellizos, se ha
observado que cuando se detecta el trastorno en uno de los hermanos, existe un
alto porcentaje (en torno a un 90%) de probabilidades de que el otro hermano
también lo desarrolle. Si el estudio se ha llevado a cabo en el ámbito
familiar, las estadísticas muestran que existe un 5% de probabilidades de
aparición en el neonato en el caso de que tenga un hermano con el trastorno,
que es una probabilidad bastante superior a la que tendría en el caso de que no
existieran antecedentes documentados en su familia. Estos datos indican
claramente una carga genética ligada al trastorno autista. Las investigaciones
tienen por objeto determinar los genes involucrados en la aparición del
trastorno, y ya han establecido la relación directa entre la inhibición del gen
de la neuroligina NL1 y el desarrollo de autismo, aunque se sabe que hay más
genes implicados.
Agentes
neurológicos como causa del autismo: se han constatado alteraciones
neurológicas, principalmente en las áreas que coordinan el aprendizaje y la
conducta, en aquellos pacientes diagnosticados de trastornos del espectro
autista.
Agentes
bioquímicos como causa del autismo: se han podido determinar alteraciones en
los niveles de ciertos neurotransmisores, principalmente serotonina y
triptófano.
Agentes
infecciosos y ambientales como causa del autismo: determinadas infecciones o
exposición a ciertas sustancias durante el embarazo pueden provocar
malformaciones y alteraciones del desarrollo neuronal del feto que, en el
momento del nacimiento, pueden manifestarse con diversas alteraciones como, por
ejemplo, trastornos del espectro autista.
Tipos de autismo
Los trastornos
generalizados del desarrollo (TGD), entre los que se encuentra el autismo, se
caracterizan porque los afectados tienen dificultades para desenvolverse en
diversas áreas: la comunicación (verbal y no verbal), la interacción social, y
la realización de actividades, que se ve limitada en número y presenta un
patrón repetitivo y monótono.
El Manual
Estadístico y Diagnóstico de Trastornos Mentales (DSM) en su última revisión,
DSM-IV, incluye cinco trastornos bajo la categoría de los Trastornos
Generalizados del desarrollo: trastorno autista, síndrome de Asperger, síndrome
de Rett, trastorno de desintegración infantil, y trastorno generalizado del
desarrollo no especificado.
El diagnóstico
diferencial entre los diversos trastornos se establece atendiendo aspectos como
el grado de desarrollo del lenguaje, la edad en que aparecieron los primeros
síntomas y la severidad del trastorno. No existen pruebas médicas específicas
que determinen de qué trastorno se trata y, por lo tanto, el diagnóstico se
basa en la observación de las manifestaciones clínicas y entrevistas con el
paciente y su familia.
Síndrome de
Asperger: forma bastante leve de autismo en la cual los pacientes no son
capaces de interpretar los estados emocionales ajenos (carecen de empatía).
Estas personas son incapaces de relacionar la información facilitada por el
entorno y el lenguaje corporal de las personas acerca de los estados cognitivos
y emocionales de estas.
Síndrome de Rett:
trastorno cognitivo raro (afecta aproximadamente a 1 de cada 10.000 personas,
principalmente del sexo femenino) que se manifiesta durante el segundo año de
vida, o en un plazo no superior a los 4 primeros años de vida. Se caracteriza
por la aparición de graves retrasos en el proceso de adquisición del lenguaje y
de la coordinación motriz. En un porcentaje alto de los pacientes se asocia con
retraso mental grave o leve. El proceso de deterioro cognitivo es persistente y
progresivo.
Trastorno de
desintegración infantil: aparece un proceso súbito y crónico de regresión
profunda y desintegración conductual tras 3-4 años de desarrollo cognitivo y
social correctos. Habitualmente existe un primer periodo de síntomas
característicos (irritabilidad, inquietud, ansiedad y relativa hiperactividad),
al que sigue la pérdida progresiva de capacidades de relación social, con
alteraciones marcadas de las relaciones personales, de habla y lenguaje, pérdida
o ausencia de interés por los objetos, con instauración de estereotipias y
manierismos.
Trastorno
generalizado del desarrollo no especificado (PDD-NOS). Se diagnostica a niños
que presentan dificultades de comunicación, especialización y comportamiento, pero
que no cumplen los criterios específicos para el diagnóstico de ninguno de los
otros trastornos generalizados del desarrollo.
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